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¡¡Tiempo que falta para mi cumpleaños!!


viernes, 5 de diciembre de 2008

Un Cuento más de Navidad

Era un día aún más frío que el anterior, las dos chicas escritoras estaban sentadas en el escritorio en forma de media luna, mientras se preparaban para presentarle a los visitantes de Somnus Noctis Ei su obra


- ¡Hola a todos a el segundo capitulo de "Un cuento más de Navidad" - exclamó contenta Tsukisagi mientras saludaba con sus dos manos

- ¡Hola, soy yo Tivit! Los invitamos a que lean este el segundo capitulo de nuestro pequeño cuento de Navidad - dijo Tivit también contenta

- Que bien que ya no estas molesta por lo de ayer - dijo Tsukisagi a Tivit con una sonrisa

- Pues no he dicho que ya no este molesta - dijo Tivit volteandose de lado

- Pues comparado a como estabas ayer - repuso Tsukisagi haciendo que todos recordaramos la crisis existencial

- Bueno... pues ya no estoy tan molesta, pero aún así me gustaría que me mencionaras - siguió reclamando, terca, Tivit - ¡Hey, no me llames así!

- Ya, ya, no se peleen. Mejor comencemos con el segundo capitulo

¡Sutato!










Un Cuento más de Navidad

5 de Diciembre

La nieve se expandía por todo el horizonte, todo lo que se alcanzaba a ver hacia lo lejos eran las montañas con una capa de nieve en la punta. El panorama era hermoso. Había pinos verdes con capas blancas de nieve, arbustos que ya eran prácticamente blancos y del cielo caían pequeños pocos de nieve que hacían aún más bello aquél paisaje hermoso. Incluso, a lo lejos, se podían osos polares y pequeños pinguinos que caminaban hacia el lugar en donde yo me encontraba. Mientras me fascinaba cada vez más con ese lugar que nunca antes había visto, escuché un extraño ruido que no pude descifrar de donde provenía

Pip, pip, pip, pip

El ruido cada vez se hacía más fuerte, hasta que finalmente logré comprender lo que aquél sonido significaba.

- Ya levantate - me dijo mi hermana desde la cama contigua

Tarde un momento en comprender que había sido tan solo un sueño.

Me levanté, como todos los días, casi a fuerza, pues hacia frío y yo en mi cama me sentía muy bien cobijada. Pero, aunque no quisiera, tenía que levantarme para ir a la escuela. Y pensé que sería mejor que esa mañana en lugar de pasarmela pensando en que hacer de especial ese día, pensara en apurarme para no llegar tarde a clases.





Por primera vez en algunos días, no llegué tarde a la primera hora de clases, así que me sentía contenta. Además de que ya sabía que lo más probable era que ensayaramos para los villancicos que cantaremos el día de la posada y de la pastorela. Y exactamente así fue...

No me gustaron mucho los pasos de baile, ni la canción que escogimos, aunque a última hora terminaron cambiandola, pero en fin. Lo más importante era que por fin estabamos llevando el espíritu navideño a nuestro salón, y en general, a nuestra escuela.


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